miércoles, 6 de marzo de 2013

¡Ten compasión, piedad, amor! ¡Amor, piedad!; de John Keats

¡Ten compasión, piedad, amor! ¡Amor, piedad!


¡Ten compasión, piedad, amor! ¡Amor, piedad!
Piadoso amor que no nos hace sufrir sin fin,
amor de un solo pensamiento, que no divagas,
que eres puro,
sin máscaras, sin una mancha.
Permíteme tenerte entero... ¡Sé todo, todo mío!
Esa forma, esa gracia, ese pequeño placer
del amor que es tu beso... esas manos, esos ojos divinos
ese tibio pecho, blanco, luciente, placentero,
incluso tú misma, tu alma por piedad dámelo todo,
no retengas un átomo de un átomo o me muero,
o si sigo viviendo, sólo tu esclavo despreciable,
¡olvida, en la niebla de la aflicción inútil,
los propósitos de la vida, el gusto de mi mente
perdiéndose en la insensibilidad, y mi ambición ciega!





Valoración personal: Este poema de John Keats, ya más fácilmente comprensible que el anterior, tiene un tema mucho más visible: el amor. Se ve como Keats quería luchar por ese amor, al que describe como una mujer perfecta, y por el que daría la vida. En mi opinión, es un poema muy romántico y que tiene una belleza difícil de encontrar.


Hecho por Andrea Fernández Regueiro.

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